¡Muy buenas!
Estas fiestas me están
dando mucho tiempo para leer (gracias!) y por fin he podido terminar esta
lectura que arrastraba hace algún tiempo. El libro del que os hablo se titula
“Zac & Mia” y está escrito por A. J. Betts.
Os dejo la sinopsis:
Si bien el ambiente frío y aséptico de una
clínica es el último lugar donde una pareja de adolescentes esperaría iniciar
una relación significativa, a veces el azar nos sorprende con encuentros
fortuitos que marcan nuestro destino.
Convaleciente de un trasplante de médula, Zac
lleva semanas solo y aburrido en el hospital cuando en la habitación contigua
ingresan a Mia, una impetuosa chica de su edad. A los golpecitos en el tabique
del principio les sigue el intercambio de notas por medio de las enfermeras y,
finalmente, en el silencio de la noche, la comunicación a través de Facebook.
Paulatinamente, una amistad surgida de la necesidad da paso a una atracción muy
especial que, sin embargo, se verá expuesta a una dura prueba cuando más
adelante la realidad cotidiana interponga unos obstáculos con los que Zac y Mia
no contaban.
Compré este libro porque
la portada me llamó mucho la atención, así como la sinopsis. Dada mi vena
enfermeril (que vive las 24 horas del día) no pude resistirme a esta historia
ente hospitales, salas de recuperación y granjas. Sí, granjas. La historia
ocurre en Australia, en un pueblo pequeño que acoge las vidas de Zac y Mia
cuando conectan por casualidad.
Para mí no es ningún tabú
que el tema principal del libro sea el cáncer, pues al contrario, pienso
firmemente que es una enfermedad de la cual se debe hablar, para así poder
ayudar a los que la padecen y a sus seres queridos.
Zac es un adolescente con
un diagnóstico de leucemia, y al principio del libro se encuentra aislado
porque acaba de recibir un trasplante de médula. Sus días en el hospital son
acompañados de su madre y Nina, una amable enfermera que lo acompaña en el
hospital. Su vida se ve dispuesta a cambiar cuando alguien se instala en la
habitación contigua y pone a sonar a Lady Gaga a todo volumen.
Mia siempre ha sido una
chica popular y alegre, con muchos planes por hacer y un buen grupo de amigos,
para los cuales se ha “lesionado jugando al netball”. Algo se tuerce en su vida
cuando ingresa en el hospital con un osteosarcoma de tobillo. Ahora, ha roto
con su novio y la relación con su madre es un desastre.
Zac tiene experiencia con
su enfermedad y se guía por los números. Mia se niega a aceptarla y no sabe
cómo vivir con ella. ¿Quién de los dos tiene más posibilidades de avanzar? Por obra
del destino, la vida de estos dos personajes se verá ligada por un fuerte
vínculo que les unirá mucho más de lo que creen.
Adoro cómo empieza su
relación, y es que con un simple golpe en la pared, Zac y Mia pueden contarse
el mundo. En su primera llamada de teléfono se puede ver la personalidad de
ambos, lo que quieren mostrar al otro, pero inevitablemente, sus sentimientos
afloran y es imposible guardarse los miedos para uno mismo. Para ellos, la vida
pasa y la enfermedad avanza. Luchan por pararla, por ganar tiempo, por intentar
ser normales. Una de las partes que más me gustó, fue cuando Mia vuelve a
visitar a su ex. Después de perder el pelo, no le queda otra que intentar
buscar sentirse mujer pero la mayoría de la gente no la ve como nada más que
una chica con cáncer.
<< El coche levanta
tierra y gravilla al dar media vuelta y salir disparado, y me deja con dos
muletas y una mochila en un bosque oscuro, muy oscuro. Me gusta la oscuridad. Está
tan oscuro que ni siquiera puedo verme a mí misma. >>
Mia quiere dejar de
sufrir, lo necesita. Y Zac está ahí para ayudarla a aprender a vivir. Para decirle
que las cosas mejorarán, que el chocolate no siempre tendrá gusto a cera, que
el colutorio la ayudará con las úlceras, que masticar cubitos de hielo sirve de
ayuda. A cambio, Mia le despierta algo que él jamás ha sentido. Se cuela en su
vida y sus pensamientos, Mia es mucho más que alguien con cáncer.
<< Sus ojos, de un
azul grisáceo, se clavan en los míos, y llegan más adentro de lo que me
gustaría. Me pregunto qué verá en ellos. Entonces se relaja y asiente.
Mierda – pienso-. Ambos
vamos a acabar sufriendo. >>
A pesar de que el
principio me pareció un poco lento e insulso, no puedo dejar de animaros a que
leáis este libro. Tiene un final conciso, que te deja con ganas de más y que te
conlleva a pensar, a darle vueltas a la cabeza, a sentir y a ponerte en lugar
de Zac. O de Mia. Es muy bueno ver cómo avanzan según las situaciones, y eso es
algo que Betts describe muy bien. Con todo lujo de detalles, nos ayuda a centrarnos
en Australia, en la clínica, en la granja de Zac o en la playa. Aun así, a
partir de la mitad del libro la historia avanza rápidamente y te deja sin
igual.
Si leéis este libro,
podréis ver que los finales se escriben solos. Que la vida toma diferentes
direcciones, que algunas nos gustan y otras no, pero cuando queremos cambiarlas
ya han pasado. Y solo nos queda luchar.
<< ¿Qué no sería
capaz de hacer yo con tal de que conservara esa sonrisa? Escuchar su risa,
tenerla luchando conmigo, no contra mí. Cuando estamos juntos, no hay
recriminaciones, no hay peleas, no hay fallos. Sé que no hay garantías, pero en
ese momento cuento con Mia, un diez sobre diez, más bella y sorprendente que
nunca. >>
Este es el enlace para
conseguir más información sobre el libro: http://salamandra.info/libro/zac-y-mia
Como siempre, espero que
hayáis disfrutado de la reseña, y me dejéis todo lo que os apetezca en
comentarios.
¡Un abrazo!